
Este
concepto, en tanto que tema central del evento, constituirá
el hilo conductor de la 7ma. Reunión de las Partes Contratantes
en la Convención sobre los Humedales, o Convención
de Ramsar, a celebrase en San José de Costa Rica del
10 al 18 de mayo de 1999.
Creo que no es difícil demostrar que
existe ese nexo vital entre los pueblos y los humedales, porque
casi sin excepciones éstos son de una gran utilidad para
las sociedades, ya sea por las funciones ecológicas que
cumplen o por los beneficios directos o indirectos que brindan
para el bienestar de la gente y el desarrollo. El viejo y arraigado
concepto de que los humedales son pantanos infectos que hay que
drenar está dejando paso de manera sorprendentemente rápida
a una marcada apreciación de los valores tangibles e intangibles
de estos ecosistemas. Por supuesto que, como siempre, existen
excepciones a la regla, y que todavía se sigue drenando,
contaminando y transformando humedales. Pero el movimiento en
pro de la conservación y el uso sostenible de los humedales,
encarnado en gran medida en la Convención de Ramsar, gana
adeptos día a día.
Prueba de ello es que la Convención
ya cuenta con 110 países miembros (incluidos todos los
de Meso América), los que en conjunto han designado más
de 900 sitios para ser incluidos en la Lista de Ramsar de Humedales
de Importancia Internacional, cubriendo una superficie de más
de 68 millones de hectáreas.
"Ramsar
y el agua" constituirá uno de los temas clave
a debatir en la COP7 (como llamamos al evento para ahorrar
palabras). El agua, recurso cada vez más escaso, está
en el centro de las preocupaciones de la comunidad internacional,
y la Convención de Ramsar no puede permanecer fuera de
ese debate. Aún más, debe prepararse para hacer
la contribución de que es capaz, a través de su
prédica y de los mecanismos que ha desarrollado, para contribuir
a un manejo integrado de los recursos acuáticos, en el
que se parta de la premisa de que para garantizar el agua que
necesitan los pueblos para su bienestar y desarrollo, debe garantizarse
primero la salud de los ecosistemas que aportan agua, entre ellos
los humedales.
La participación de la sociedad a todos
los niveles en el manejo de los humedales será otro tema
central de debate. Sin participación de las comunidades
locales y pueblos indígenas, y en particular de las mujeres,
pero también de la empresa y el sector privado, de los
académicos, de las organizaciones no gubernamentales, de
los parlamentarios, de los educadores, en una palabra de todos
los interesados y/o afectados por la mera existencia y/o uso que
se haga del recurso humedales, no hay garantía de su conservación
y uso sostenible a largo plazo. Todos debemos ser conscientes
de ello y actuar en consecuencia.
La cooperación internacional, y en
particular la cooperación transfronteriza con respecto
a los humedales y recursos acuáticos compartidos, será
otros de los temas a abordar en profundidad en San José.
El agua atraviesa las fronteras, a veces en la superficie, a veces
por debajo de la tierra. Ello requiere que los gobiernos y los
pueblos encuentren los mecanismos idóneos y equitativos
para que ese hecho natural sea fuente de contactos fructíferos
y no de entrenamientos y conflictos. La Convención de Ramsar
debe ser un instrumento para ello.
Por último, los mecanismos de planificación,
incluida la legislación y las técnicas para la recuperación
de humedales degradados, también constituirán un
importante tema de discusión, siempre con la intención
de no quedarse en el mero debate sino de que se adopten y recomienden
medidas concretas para la acción.
La COP7 será un evento importante
en la historia de Ramsar, ya que de ella la Convención
debe salir reforzada y definitivamente preparada para hacer su
contribución al desarrollo sostenible del planeta, en sinergía
con los otros grandes tratados sobre el medio ambiente.
Delmar Blasco
Secretario General
Convención sobre los Humedales (Ramsar, Irán, 1971)
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