
I. Importancia de los bosques de manglar
y experiencia en manejo en América Central
América
Central es una región de gran importancia biogeográfica
dado que sirve de puente entre las zonas norte y sur del continente,
y que está ubicada entre el Océano Pacífico
y el Mar Caribe. Se encuentran en la misma innumerables ecosistemas
y humedales costeros, sobre todo manglares y arrecifes de coral.
Estos ecosistemas figuran entre los más productivos del
mundo (Day, et al., 1989); como tales, no sólo tienen un
elevado valor ecológico sino que contribuyen en forma significativa
a las economías regionales.
Sólo el 7% de los bosques que subsisten
en América Central son manglares, aunque constituyen uno
de los ecosistemas más representativos que se encuentran
en las zonas costeras protegidas en la región. Debido a
la disminución acelerada de los bosques tropicales de América
Central, sobre todo de bosques secos, los manglares se han convertido
en la actualidad en una fuente importante de recursos que permiten
satisfacer las necesidades básicas de las familias que
viven en las zonas costeras o cerca de las mismas. En algunas
áreas costeras secas del Pacífico, las comunidades
satisfacen entre el 40% y el 90% de sus necesidades energéticas
gracias a la leña obtenida de los manglares.
Los manglares proveen las necesidades básicas
en alimento (peces, flora y fauna y mariscos), recursos forestales
(leña, madera, postes y carbón), recursos no maderables
(tanino, miel), y también una flora y fauna silvestres
abundantes para uso indirecto o directo (turismo, recreo). Los
manglares de América Central también desempeñan
funciones ecológicas importantes y proveen servicios importantes
a la economía local y nacional, tales como agua potable,
agua para regadío y apoyo para actividades externas.
Sin
embargo, hay una muy pobre comprensión de los manglares
y su importancia. Tan sólo algunos esfuerzos institucionales
han permitido avanzar con experiencias de campo en los avances
del manejo sostenible de los manglares. CATIE, La Universidad
de Miami y la UICN organizaron en 1995 un taller sobre Manejo
Productivo de los Manglares en América Central. En esta
actividad se discutieron las principales experiencias de la región
sobre el uso sostenible de los manglares.
Estas experiencias han sido recopiladas para
la publicación de un libro que incluye un análisis
sobre el uso sostenible de los manglares en nuestra región.
El análisis se basa en las actividades promovidas por UICN,
en particular por la Iniciativa de Uso Sostenible de la Comisión
Mundial de Sobrevivencia de Especies. En este marco se analizaron
aspectos biológicos, sociales, institucionales y económicos
del uso sostenible de los manglares en América Central.
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II. Análisis
de Aspectos Prioritarios de la Iniciativa de Uso Sostenible
A.
Aspectos ecológicos
El conocimiento en la región
se remite a trabajos de otras regiones, algunas obras descriptivas
y a los esfuerzos limitados de algu-nos investigadores. Sin embargo,
se conoce muy poco de la productividad y de la estructura de los
manglares de Centroamérica. Sin esta información
es muy difícil garantizar un camino adecuado para su uso
sostenible.
En cuanto a los usos del manglar, hay bastante
mas información en Nicaragua, Costa Rica y Panamá,
aunque aún es insuficiente en algunos países. Las
evidencias existentes permiten establecer que el uso sostenible
del manglar difícilmente se logrará con el uso de
especies. Los complejos sistemas de producción y su variabilidad
temporal y espacial indican que el uso del ecosistema a través
de sistemas complejos y mejorados de producción sería
la mejor opción.
Los manglares de la región han desaparecido
en tasas que varían entre 20% y 65% de país a país.
Es necesario promover estudios históricos del uso de los
manglares y sus territorios a través de sensores remotos,
a fin de tener información objetiva y de primer orden sobre
los factores principales que han determinado su desaparición
en la región.
B. Aspectos socioeconómicos
1. Mercado
La información acerca de los
mercados varía dependiendo del producto que se esté
analizando. En los principales productos de consumo directo se
conocen los mercados en forma empírica. Casos como el carbón
en Costa Rica, la producción de taninos y miel en Nicaragua,
son particularmente desarrollados y podrían ser ejemplos
para futuros estudios. Sin embargo, en general la información
resulta dispersa y la situación es variable por toda la
región.
2. Dependencia de la población
rural respecto de fuentes renovables.
El uso extractivo del manglar no se
considera una actividad económica comercial, mas bien es
una actividad de consumo familiar y en muchos casos de sobrevivencia.
En la mayoría de los consumos de productos del manglar
se realizan por comunidades altamente dependientes de los recursos
naturales para su supervivencia. Sin embargo, esto no significa
que no hay posibilidades de producción comercial sostenible
a pequeña escala.
Cuando la economía nacional ofrece
otras clases de empleo (industria, servicios, etc.) la gente tiende
a trasladarse a dichas ocupaciones y abandona los manglares, como
sucede en las iniciativas de Costa Rica y Nicaragua.
Otros
usuarios de los manglares mas bien orientados a la conversión
de estos ecosistemas en otros usos como la camaronicultura, agricultura
y urbanización, no tienen una dependencia directa de los
recursos, aunque en algunos casos la destrucción del manglar
ha traído disminución de capturas pesqueras, reducción
de calidad de aguas y salinización de suelos. Sin embargo,
en muchos casos esta relación no es adecuadamente percibida
porque las distorsiones del sistema económico promueven
una privatización de las ganancias y una socialización
de los costos de los impactos ambientales asociados.
3. Costo y beneficio de invertir en
mantener recursos renovables
No se dispone de información
acerca de esta cuestión, y no existen datos para poderla
evaluar. Se espera que los Proyectos del CATIE (olafo y Mangroves,
ambos en Nicaragua) contendrán elementos para realizar
estas estimaciones hacia finales de 1997.
En el nivel de evaluación económica
de ecosistemas, los realizados por Windevoxhel (1992) en los manglares
próximos a León, Nicaragua, y directrices que produjo
un equipo apoyado por Barbier, Constanza y Twiley durante 1991
con la participación del CATIE y de la UICN. Los estudios
existentes muestran que un mane-jo sostenible del manglar es de
mayor beneficio económico en espe-cial por los servicios
ecológicos que estos ecosistemas prestan.
4. Propiedad de la Tierra
En general, todos los manglares en América
Central son por ley propiedad del Estado. Por lo tanto la propiedad
no es necesariamente un instrumento para el uso sostenible en
los marcos legales actuales.
Costa Rica posee el único ejemplo en
la región de un uso sostenible del manglar a través
de derechos de propiedad, a través de concesiones (caso
de Coopemangle en Térraba-Sierpe). Guatemala ha avanzado
con experiencias de comanejo y actualmente a través de
la nueva ley forestal y su reglamento se evalúa un potencial
formal para sistemas de concesiones en manglares. En Nicaragua,
se completará a comienzos de 1996 una Estrategia de Manejo
para el Estero Real (el área más grande de manglar
de todo el país), y desembocará en un Plan General
de Manejo. Actualmente se dan los pasos para reformular la legislación
que permita normar su uso sostenible. Esta actividad la coordina
el Proyecto de Manglares del CATIE con el apoyo técnico
de la UICN.
C.
Aspectos institucionales
1. Papel de los conocimientos
tradicionales en el manejo de los recursos naturales.
No es posible hablar de conocimiento
tradicional en el caso de los manglares de Centroamérica.
La mayor parte de la población actual llegó a estas
zonas en los últimos 40 años, tiempo insuficiente
para que se haya dado una coevolución de prácticas
de manejo y de respuestas en el ecosistema. Es obvio que las personas
que viven en los manglares han desarrollado una serie de habilidades
para extraer recursos y para manejar adecuadamente las diferentes
variables naturales que rIgen los ciclos en los manglares (estaciones,
mareas, etc.), pero estas habilidades no pueden todavía
considerarse como conocimiento tradicional.
2. Percepciones de los conocimientos
tradicionales en el manejo de los recursos naturales.
Por las mismas razones alegadas en el
punto anterior, no existen percepciones filosóficas y culturales.
Sin embargo, si bien la mayor parte de los valores que poseen
las personas que habitan en los manglares de América Central
no han cambiado desde que llegaron, están surgiendo algunas
características nuevas que difieren de la conducta campesina
habitual en la región, de éstas las mas importantes
son las siguientes:
Las actividades están altamente monetizadas,
siendo actividades comunes como el trueque inexistentes. En este
sentido, el manglar funciona como un banco mas que como un elemento
de subsistencia.
Los productos se cambian rápidamente por dinero. En este
sentido, el campesino tiene un sentido de futuro y de planificar.
Este comportamiento está ausente en quienes viven en los
manglares, donde la tendencia es al extractivismo.
Una ausencia de acumulación pues la cantidad del producto
extraído es la totalIdad de lo que hay que vender para
cubrir las necesidades cotidianas. Si se da un excedente, no se
guarda sino que se utiliza para tomarse algunos días de
descanso hasta que se vuelve a necesitar dinero.
D. Aspectos institucionales
1. Derechos de acceso, tenencia
o propiedad de los recursos renovables
Debido a que los manglares en general
son legalmente de propiedad estatal o patrimonio público,
la tenencia de la tierra es un aspecto difícil para su
uso sostenible. Por otra parte, las experiencias de la región
han mostrado que resulta casi imposible promover el uso sostenible
de los recursos naturales si no se garantiza a la gente local
alguna tenencia o derechos de acceso a los recursos.
Los sistemas de concesión han sido
poco efectivos pues los requisitos para obtener un man-glar en
concesión no se ajustan a las realidades económicas
y sociales de los principales usuarios.
2. Políticas y legislación
gubernamentales que rigen el uso de recursos renovables
Las leyes de los diferentes países
de la región establecen que no se pueden usar los manglares.
En toda la región está restringida o totalmente
prohibida la extracción del manglar rojo (Rhizophora spp);
sin embargo, es un hecho que estos se usan activamente y sin control,
debido a ello se concluye que las políticas son incoherentes
con nuestra realidad.
En general, no hay regulaciones en cuanto
al uso de otros recursos asociados a los manglares a excepción
de las impuestas por las leyes de pesca, por ejemplo, la excepción
del tamaño mínimo de cosecha establecido en Costa
Rica para la Andara spp.
Los aprovechamientos extractivos están
siendo recientemente revalorados por países como Nicaragua
y Guatemala, debido a la identificación de un potencial
de manejo. La ley forestal de Guatemala y el borrador de reglamento
de uso del manglar establecen oportunidades para ello. MARENA
en Nicaragua evalúa la revisión de su legislación
para tener capítulos especiales referidos a manglares.
Contradictoriamente, Costa Rica en su nueva ley forestal eliminaría
esta posibilidad para el caso de comunidades locales. Se espera
que la Ley de Conservación de Humedales que elaboraron
conjuntamente el MINAE y la UICN servirá para garantizar
las regulaciones para el uso sostenible de los manglares.
Algunos países prohiben la conversión
de los manglares a otros usos, pero esto no abarca la conversión
de otras partes de los ecosistemas, tales como las salinas y las
marismas saladas. No se han hecho en estos países evaluaciones
del impacto ambiental de la conversión masiva de salinas
en estanques para acuicultura.
En todos los países, las regulaciones
para el manejo de bosques son las mismas que se utilizan para
los bosques de tierra firme (Nicaragua, El Salvador, Honduras
y Panamá), excepto unos pocos casos en Costa Rica y Guatemala,
donde se publicaron regulaciones específicas para manglares.
Sistemas de concesión (Nicaragua y Costa Rica) y acuerdos
de comanejo (Guatemala) han mostrado ser eficaces en promover
una visión de largo plazo en los usuarios y promover así
el uso sostenible.
3.Capacidad del gobierno para promover
el uso sostenible
La reducción de las estructuras
y presupuestos del Estado, debilita su capacidad de supervision
y ejecución, en tales condiciones estas funciones serán
cada vez mas asumidas por las asociaciones privadas comerciales
o no.
En este marco, los gobiernos no tienen la
capacidad de promover el uso sostenible porque carecen de fondos,
personal y profesionales capacitados. Además en la carrera
por lograr una balanza comercial y aumentar las exportaciones
se está favoreciendo la conversión de áreas
de manglar para cultivo de camarón (Honduras, Nicaragua
y Guatemala), bananeras (Panamá) y urbanización
y turismo (Panamá, Costa Rica y Belice).
Sin embargo, si los gobiernos no tienen capacidad
ni políticas de manejar directamente los recursos naturales,
deben establecer marcos legales y administrativos que lo promuevan
y tienen la autoridad para reunir a diferentes sectores que podrían
elaborar dicho marco. Los gobiernos también tienen el poder
político para establecerlo. Vale la pena en este sentido,
mencionar una vez más los esfuerzos actuales de Costa Rica
(Estrategia Nacional de Humedales) y Nicaragua (Estrategia de
Manejo del Estero Real), como el Proyecto de Conservación
de los Ecosistemas Costeros del Golfo de Fonseca.
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III. Contribuciones
Particulares del Análisis de la Sostenibilidad en el uso
de Manglares
En
cuanto a la contribución de las experiencias en uso sostenible
de manglares en América Central a los conceptos, validez
y enfoque de la sostenibilidad en general, se pueden plantear
varias cuestiones pertinentes.
La limitación principal en la actualidad
en cuanto al avance hacia la sostenibilidad se encuentra en cómo
operacionalizar los atractivos conceptos que hemos elaborado.
La sostenibilidad no es un destino final, sino una búsqueda
incesante de un mejor equilibrio entre la satisfacción
de las necesidades humanas y la capacidad del medio ambiente de
generar bienes y servicios sobre una base permanente.
La sostenibilidad sigue siendo un concepto
difuso que resulta difícil. Es necesario identificar metas
mas inmediatas y alcanzables a lo largo de la senda hacia la sostenibilidad,
que permita aprender en el camino y a través de la acción
y evaluación.
Necesitamos elementos para el trabajo de campo
que los puedan entender con facilidad el personal técnico
y la gente local, y que sean sencillos de medir y aplicar. Si
queremos avanzar hacia la autoregulación con menos intervención
gubernamental, necesitamos instrumentos prácticos como
cuotas de cosecha, tamaños mínimos, calendarios
sencillos de actividades, umbrales físicos y biológicos,
entre otros mecanismos.
Estos mecanismos no se pueden elaborar por
medio de un trabajo aislado, sectorial. Hay una gran necesidad
de esfuerzos multidisciplinarios para atacar la enmarañada
red de problemas ecológicos y sociales que subyacen al
uso sostenible.
A pesar de los problemas descritos, el uso
sostenible sigue pareciendo una meta alcanzable en ecosistemas
de manglares y por tanto, deberían identificarse los esfuerzos
en esta área.
Se debe comenzar a trabajar con lo que tenemos.
Los requerimientos sociales y económicos no permiten esperar
por productos terminados. Se dispone de suficiente conocimiento,
capacidad técnica y recursos en la región como para
comenzar.
*Coordinador Área de Conservación
de Humedales
y Zonas Costeras para Mesoamérica. UICN/ORMA.
P.O. Box 1160-2150, Moravia, Costa Rica.
E-mail: [email protected]
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